28.10.08

Noches

Un escrito sobre una de esas noches vacías, en las que aprecias el aroma de los recuerdos y escuchas esa canción que antaño alegraba el día y ahora es la acústica de un feliz recuerdo... Esas noches que arremeten contra uno, una noche con pajaritos que merodean por la cabeza, una de esas tantas noches...

Noche de Guinnes para así olvidar, rutina que te pide el cuerpo y con la que no consigues cometido alguno... dulce sabor amargo y dulce olor repugnante. Una de esas noches en las que los pensamientos inundan tu cabeza y te colapsan de tal modo que te sientes... vacío por dentro. Es como un querer y no poder, aunque las ideas las tienes claras no puedes llevarlas a cavo.

Un océano de dudas te sobrepasan, colapsando tu sistema central. En ese momento miras una pared... y luego otra... y otra... y la habitación se te hecha encima, quieres salir pero, al mismo tiempo prefieres estar ahí, encerrado, sin ver a nadie, no quieres que nadie se entere de que estas como estas.

Recapacitas y piensas... todo se pasará en cuanto te acuestes en cama y te acabes ese último trago de Guinnes que queda en ese inmenso baso. Una, dos, tres... bajan como si fuera agua del grifo y tu sigues ahí sin olvidar.
La solución a la que habías llegado antes, la de acostarte y dormir, digamos que se ha ido a pique... los sueños no te van a dar tregua.

La cabeza te da vueltas, los sentimientos se acentúan, y parece que ya llegan haciendo su gran entrada, ahí están... las lágrimas afloran por tus ojos rojos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El alcohol no hace olvidar, solo nos adormece un poco, luego todos los recuerdos son más intensos y el dolor más punzante. Pero los amigos... esos sí son una cura total y absoluta.

Melvin de Gats dijo...

Hay que olvidar para beber, no beber para olvidar...
Y sip, los amigos son lo mejor del mundo ^_^